En la historia de la UEFA Champions League, hay actuaciones individuales que perduran en la memoria colectiva de los aficionados. Una de ellas ocurrió en la temporada 2012-13, cuando Cristiano Ronaldo, con una determinación implacable, lideró una remontada épica con un hat-trick frente a su exequipo, el Manchester United. Aquella noche, el portugués no solo demostró su instinto goleador, sino también su capacidad de cargarse un equipo al hombro en el momento más crítico. Entre los aficionados, el impacto fue tan fuerte que las camisetas Real Madrid réplicas se convirtieron en uno de los artículos más buscados durante semanas, reviviendo el espíritu de aquella legendaria actuación.
El partido, disputado en el Santiago Bernabéu, se presentaba como una batalla entre dos gigantes europeos. El Manchester United llegaba con una mínima ventaja del partido de ida, y aunque parecía tener el control, el Real Madrid de Mourinho tenía otros planes. Cristiano Ronaldo, que ya había dejado huella en la Premier League con los Red Devils, estaba decidido a demostrar que su evolución no tenía límites.
Ronaldo abrió el marcador con un cabezazo letal, conectando un centro perfecto desde la banda derecha. Su capacidad para anticiparse a los defensores y encontrar espacios donde nadie más lo hace quedó evidenciada una vez más. El United logró empatar brevemente, pero la presión del Madrid aumentó. Ronaldo, imparable, siguió buscando el gol con insistencia.
Su segundo tanto llegó tras un disparo potente desde fuera del área que el portero apenas pudo rozar. Y, como si eso no fuera suficiente, coronó la noche con un tercer gol tras una jugada colectiva que finalizó con precisión quirúrgica. El Bernabéu estalló en júbilo, consciente de que estaban siendo testigos de una de las actuaciones más memorables de la competición.
Con el marcador final de 3-1, el Real Madrid se clasificó a semifinales, y Cristiano Ronaldo fue aclamado como el héroe absoluto. Más allá de las estadísticas, lo que realmente marcó aquella noche fue su carácter competitivo y su voluntad inquebrantable de ganar.
La imagen de Ronaldo celebrando con los brazos abiertos frente a la afición blanca se convirtió en símbolo de aquella victoria. Muchos hinchas, tocados por esa demostración de poderío, no dudaron en llevar consigo un recuerdo físico de ese momento. La demanda por la mi camiseta futbol se disparó, confirmando que aquel partido no solo quedaría grabado en la historia, sino también en los corazones de millones de seguidores.