El niño se da cuenta de que si un compañero pierde la posición, él debe cubrirle. Cuando un niño es elegido capitán de su equipo, asume responsabilidades -comenta Pedro Marcet-. Con un trabajo diario», apunta Pedro Marcet, director pedagógico de la Fundación Marcet, una escuela de fútbol que es mucho más que un centro en el que los niños mejoran su golpeo de balón o su capacidad para sortear rivales. «Tenemos un programa para trabajar un valor cada mes.